Sucedió el 30 de marzo pasado en una zona rural cerca de la ruta nacional 50.
La víctima recibió un montón de mensajes y audios en los que el hombre de 41 años, que recién había recuperado su libertad, la hostigaba para retomar la relación que habían terminado hacía ya bastante tiempo. Él había estado preso por delitos de violencia de género en su contra.
Dos días después, el 1 de abril, ella caminaba hacia la casa de un familiar, cuando él salió de un bananal y nuevamente le pidió que vuelvan. La mujer se negó rotundamente por lo que el acusado se enojó, sacó un arma y la amenazó. Con esta actitud provocó que ella salga corriendo ante el temor que le causó.
Ella acudió a la policía, que impuso una consigna en su casa. Así que cuando él se presentó esa madrugada fue demorado.
Cabe destacar que el condenado había sido denunciado anteriormente por hechos similares y había incumplido medidas de restricción ordenadas por el Juzgado de Violencia Familiar y de Género.
En una audiencia flexible y multipropósito el juez Héctor Fabián Fayos lo condenó por ser autor de los delitos de amenazas con arma y desobediencia judicial (dos hechos) en concurso real, y le impuso la pena de un año y tres meses de prisión efectiva.
Pero además, y como tenía una condena reciente, se unificaron ambas en la pena única de dos años y tres meses de prisión efectiva. El hombre fue trasladado a la Alcaidía Penal para cumplir la sentencia.