Volvió de trabajar como todos los días y en su casa la esperaban sus hijos. La mayor, de 14 años, comenzó a pedirle con insistencia que por favor ya no trabajara más de noche. “Quiero que te quedés hoy”, “no quiero que salgas”, le suplicaba.
Ante esto, la llevó a su habitación y, a solas, le preguntó qué le pasaba. Entonces le contó llorando que cuando ella se iba, su padrastro le levantaba la frazada y la tocaba en sus partes íntimas por debajo de la ropa. Los hechos ocurrieron en Cachi.
La víctima sostuvo que el acusado la había “manoseado” en varias oportunidades aprovechando que de noche se quedaba solo con ella y con su hermano (10) en casa.
Le contó a su mamá que, además, en otras ocasiones el imputado mandaba a su hermanito al almacén y la sometía a tocamientos impúdicos. Apenas lograba zafarse, ella corría afuera de la casa para esperar a que su hermanito regresara.
El agresor (52) fue condenado a tres años de prisión condicional por resultar autor del delito de abuso sexual simple agravado por la guardia y la convivencia.
La jueza María Gabriela González dispuso que el imputado permanezca en libertad por la modalidad de la pena dictada pero le fijó obligaciones que deberá cumplir para conservarla: abstenerse de usar estupefacientes y de abusar de bebidas alcohólicas; realizar tratamiento psicológico previo informe de un profesional que acredite su necesidad; prohibición de entablar contacto y de acercarse a la denunciante, a la víctima y a su grupo familiar.
El sujeto fue condenado en el marco de un juicio abreviado del Plan Piloto de Oralidad.