Una vecina de barrio San Francisco Solano se levantó una mañana temprano, salió a la galería del fondo y se dio con la novedad de que su secarropas no estaba. Observó con detenimiento y fue notando que le faltaban otras cosas, como una cartera tipo morral que había dejado en una silla y que contenía dinero, documentación, tarjetas y llaves. También habían desaparecido una mochila llena de herramientas de mano que pertenecía a su pareja, un maletín de aluminio con fibras y lápices de colores y otra mochila con útiles de su hija mayor.
La mujer llamó al Sistema de Emergencia 911 al tiempo que su pareja salía a recorrer el barrio en busca de alguna pista que les permitiera recuperar sus posesiones. En una esquina observó a tres sujetos y reconoció a uno de ellos, conocido en la zona con el alias de “Bosi”. Le comentó lo sucedido y el joven le dijo que “le iba a averiguar”. Poco después se presentó en la casa de los denunciantes señalando que el autor del hecho había sido un tal “Carilo” pero que él les iba a devolver algunas de las cosas sustraídas “de onda”, a cambio de cuatro mil pesos. En ese momento llegó la policía y le ordenaron al sujeto entregar lo que tenía en su poder. Devolvió los DNI y un manojo de llaves. Lo dejaron ir, lo siguieron y a la vuelta del domicilio se encontró con otros dos hombres. Al advertir la presencia policial intentaron escapar. Dos de ellos fueron demorados.
En un procedimiento abreviado, el hombre que tenía los DNI (34) fue condenado a seis meses y veintidós días de prisión efectiva por resultar autor del delito de hurto simple. La jueza Mónica Faber lo declaró reincidente por segunda vez. En el mismo fallo, otro sujeto resultó sobreseído del mismo delito por retiro de la acusación fiscal.