La jueza María Victoria Montoya Quiroga, vocal de la Sala II del Tribunal de Juicio, condenó a Darío Germán López, alias “Antuco” (43), a la pena de prisión perpetua por resultar autor de los delitos de homicidio agravado por el vínculo/ relación de pareja preexistente y por mediar violencia de género (femicidio) y por ensañamiento y alevosía, en perjuicio de Laura Nancy Rodríguez, en concurso real con el delito de  coacción con arma, en perjuicio de Brian Argañaraz.

La jueza ordenó que el condenado sea trasladado a la Unidad Carcelaria 1. Revocó además la condicionalidad de una pena anterior impuesta a López por la Sala IV del Tribunal de Juicio y unificó ambas condenas en la pena única de prisión perpetua.

Finalmente, ordenó la extracción de material genético del condenado para su inscripción en el Banco de Datos correspondiente.

El último día del juicio, previo a la lectura del veredicto, el imputado hizo uso de su derecho a declarar. Solicitó hacerlo sin responder a preguntas de la fiscalía.

López comenzó su relato hablando de su relación con Nancy Rodríguez. La describió como normal. Señaló que estuvo separado dos años de su esposa y que ella le contó que estaba saliendo con otro hombre. No obstante, permaneció bajo el mismo techo porque la damnificada le pidió que le diera un tiempo y le aseguró que no lo iba a sacar de la casa. Indicó que compartían la misma habitación.

López sostuvo que Rodríguez le decía que quería “volver a estar bien con él, por los chicos”, y que él estaba dispuesto a perdonarla porque la quería, porque era “el amor de su vida” y “la madre de sus hijos”. Y así se lo hacía saber. Admitió que a veces discutían por dinero, pero aseveró que “nunca le levantó la mano”.

El imputado afirmó que la damnificada trabajaba casi todo el día (de 6 a 19) y que él también realizaba tareas en una finca, pero pasaba más tiempo con sus hijos. Almorzaba con ellos y se ocupaba de su salud. Manifestó que un día notó triste a una de sus hijas, le preguntó cuál era la razón y ella le contó que su abuelo materno la sometía a tocamientos en sus partes íntimas.

Cuando Nancy regresó de trabajar –continuó López-, él le comentó lo sucedido y le anticipó que al día siguiente se retiraría de la casa y radicaría la denuncia contra su suegro.

El acusado sostuvo que antes de que él fuera a la policía, su esposa se le adelantó: por la mañana realizó una exposición policial y, más tarde, lo denunció por amenazas y coacción. Fue por eso que él quedó detenido durante dos meses y, posteriormente, resultó condenado en un juicio abreviado a la pena de dos años de prisión condicional con cumplimiento de reglas de conducta. Entre las medidas que se le impusieron figuraba la prohibición de acercamiento a Rodríguez.

López refirió que él se fue a vivir a la casa de su madre, en la Finca Mirce (La Merced), donde también trabajaba como peón rural. Sostuvo que Rodríguez lo llamaba y le enviaba mensajes pidiéndole por favor que se encontraran y que viera a sus hijos. Él, a pesar de que temía perder la prisión en suspenso, accedió en más de una oportunidad. Dijo que Nancy le pidió perdón por todo lo que le había hecho y le aseguró que quería reconstruir su matrimonio.

El imputado relató que un día antes del hecho, Rodríguez fue con Brian (su yerno en ese momento) a la finca a buscar verduras. Cosecharon una buena cantidad y la cargaron en un remís para llevársela.

Acerca de lo ocurrido el 12 de mayo de 2021, López refirió que Nancy le mandó un mensaje como a las 18.30 preguntándole dónde estaba. Él le respondió que estaba en la finca, regando. Al rato vio llegar una moto con dos personas. Una de ellas era su esposa. Le dijo que quería hablar con él y le pidió que retirara la denuncia contra su padre. Él se negó y entonces ella le comentó que le habían cortado la luz, que sus padres habían sacado un préstamo y le pidió dinero para devolverles. El acusado aseguró que en ese momento se retiró del lugar para ir a pedirle plata a su madre o hermanas y que Rodríguez se quedó esperándolo, sentada junto a una bomba de agua. En el trayecto hacia la casa –siguió relatando López-, escuchó dos gritos. Se detuvo. Y enseguida escuchó un tercer grito. Volvió hasta donde había dejado a Nancy y la encontró tendida en el suelo, boca arriba. Dijo que “le salía mucha sangre” y que le alcanzó a decir “cuidate mucho Negrito”.

El acusado afirmó que él la levantó con la intención de llevarla hasta un camino vecinal, para solicitar ayuda. Pero finalmente decidió correr hacia la casa de su madre para pedir que llamaran a una ambulancia y a la policía.

En sus alegatos, la fiscal penal de la UFEM, Mónica Poma, había solicitado la pena de prisión perpetua por homicidio agravado por la relación de pareja preexistente y por mediar violencia de género y por ensañamiento y alevosía. En tanto que el representante legal del acusado, Santiago Pedroza, había pedido una condena de seis años de prisión por homicidio en estado de emoción violenta.