Eran las 9 de la noche del 1 de septiembre en Rosario de Lerma cuando todo estalló. En plena vía pública, un hombre de 34 años que tenía una orden judicial de alejamiento, volvió a agredir a su expareja.
En ese momento no solo golpeó a su pareja en el rostro, sino que también violó una orden judicial que le prohibía cualquier tipo de acercamiento o contacto con ella. Esta agresión dejó a la víctima con una contusión en el ojo derecho, que fue certificada por el médico de guardia al ser atendida en el hospital local.
Minutos después, el hombre se dirigió a la casa de su madre, donde volvió a atacar. Esta vez, la agresión fue contra ella, a quien le lanzó una campera cuyo cierre le golpeó el pómulo derecho. Como si esto no fuera suficiente, el hombre arrojó piedras al vehículo de su madre, dañando el parabrisas. La madre de la víctima también sufrió lesiones, comprobadas por otro certificado médico.
El ataque no solo incluyó agresiones físicas, sino que el acusado volvió a desobedecer la orden judicial de alejamiento que pesaba sobre él. Ya había sido notificado meses antes por las autoridades, pero eso no impidió que incumpliera la resolución una vez más, demostrando un claro desafío a las disposiciones legales.
En la audiencia flexible y multipropósito, el juez de Garantías, Diego Rodríguez Pipino, lo condenó a la pena de seis meses de prisión efectiva por los delitos de lesiones leves agravadas por el vínculo y por el género, desobediencia judicial (dos hechos), lesiones leves agravadas por el género y daños, todo en concurso real.
Durante la audiencia, se acordó un juicio abreviado, y el condenado fue trasladado de inmediato a la Unidad Carcelaria 1 para cumplir su condena.
El acusado, deberá continuar detenido hasta el 3 de marzo de 2025.