En una audiencia flexible y multipropósito el juez Francisco José Oyarzú dictó la prisión preventiva de un hombre de 66 años.

Había sido detenido y acusado como presunto autor de los delitos de amenazas con arma y tenencia ilegítima de arma  de fuego y de abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia previa con un menor de 18 años en un número indeterminado de veces, en concurso real.

El 10 de agosto el denunciante estaba trabajando en la construcción en una finca del paraje El Mistol de Pichanal. Una vecina del lugar se acercó con semblante triste y se pusieron a charlar. Así se enteró que su pareja era un hombre alcohólico y violento y que siempre la golpeaba. Pero no fue todo, la mujer le contó también que abusaba de su hija desde los 13 años, y que la había obligado a dejar de estudiar. 

El hombre, muy angustiado por la charla con la mujer, terminó de trabajar e iba a su casa por un camino rural cuando el acusado lo interceptó armado con un rifle y le reclamó por haber estado hablando con su pareja. Enojado lo amenazó de muerte y se fue. Siete días después la mujer decidió presentarse ante las autoridades y finalmente denunciar a su pareja, ratificando así la conversación que había mantenido con su vecino.