¡Alto! Le gritaron y dejó caer detrás de un auto la bolsa que estaba llevando y donde tenía la mochila del inodoro, la tapa de inodoro, varios portalámparas y hasta los focos de un Centro Vecinal. Un rato antes había trepado una pared de más de tres metros de altura por un baldío para entrar el predio vecinal y romper la puerta de los baños.

Al oficial ayudante que lo demoró el hombre le dijo que estaba muy ebrio. Eso sí, le aclaró que tenía lastimado un dedo pero porque era albañil, no porque hubiera rozado los alambres de púas de la pared.

Era la séptima vez que el hombre pasaba por los estrados judiciales. Así, en primera instancia fue condenado como autor del delito de robo calificado por escalamiento a la pena de tres años y tres meses de prisión.

La defensa oficial del hombre presentó recurso de casación contra ese pronunciamiento porque, entre otras cosas, no estaba probado el agravante del escalamiento.

En el Tribunal de Impugnación los jueces Luciano Martini y Ramón Medina que contrapusieron los testimonios recabados en la causa contra las contradicciones del condenado. Incluso mientras afirmaba estar muy ebrio el médico que lo revisó tras ser detenido ni siquiera percibió aliento etílico.

Y respecto del agravante de escalamiento en la causa basta señalar que la pared que separa al Centro Vecinal del baldío tiene tres metros con treinta de altura.

En cuanto a la pena señalaron que el mínimo para este tipo de delito es de tres años de prisión considerando justa la imposición de una pena de tres años y tres meses teniéndose en cuenta además que es la séptima vez que el hombre pasó por los estrados judiciales, el horario en el que cometió el delito y la fuerza aplicada que provocó daños considerables en un Centro Vecinal de la ciudad.
 

Puede consultar este fallo completo y otros en nuestra sección de Novedades haciendo clic en este vínculo