Un hombre de 43 años resultó condenado a la pena de dos años de prisión condicional e inhabilitación especial de cinco años para la conducción de vehículo automotor como autor del delito de homicidio culposo por conducción imprudente de vehículo automotor.

El juez Pablo Farah, vocal de la Sala III del Tribunal de Juicio, ordenó que el imputado continúe en libertad provisoria sin perjuicio de lo dispuesto por otro tribunal. Le dictó reglas de conducta: fijar domicilio y someterse al control del Programa de inserción social y supervisión de presos y liberados; abstenerse del consumo de sustancias estupefacientes y del abuso de bebidas alcohólicas; realizar un curso de educación vial. Todo ello con apercibimiento de revocarse el beneficio de condena condicional en caso de incumplimiento injustificado.

El imputado fue condenado por un siniestro ocurrido en febrero de 2020, en la ruta nacional 40, veinte kilómetros al sur de la localidad de Cachi. Conducía un automóvil, perdió el control del vehículo, se salió del camino y cayó por un barranco de unos veinticinco metros de profundidad.

El auto volcó. El acusado viajaba acompañado por su padrastro, quien falleció a raíz de las lesiones sufridas (politraumatismo, fractura de cráneo, de tórax y miembro inferior derecho por siniestro vial).

Según pudo constatarse, el imputado no se encontraba apto para conducir debido a que no solo presentaba un elevado grado de alcohol en sangre, sino que –de acuerdo a sus propios dichos- se encontraba cansado porque no había dormido bien la noche anterior. Dijo que, por su oficio de músico y sonidista, había asistido a un evento en Luracatao y al día siguiente debía regresar a Cachi.

En su declaración recordó que, en el trayecto, él y su padrastro habían bajado a comprar sandwiches y, al subir de nuevo al auto, no volvieron a colocarse el cinturón de seguridad. En una curva él “pestañeó” y perdió el control del auto.