Los hechos se desarrollaron en dos momentos que pusieron en peligro la integridad física y psicológica de las dos víctimas.
Todo comenzó cuando interceptó a su expareja, la sujetó del cuello con fuerza, le destruyó su teléfono celular y la arrastró por varias cuadras, exhibiendo un cuchillo que portaba en la cintura. Horas después, cerca de las 6 de la tarde, el agresor se presentó en el domicilio de la abuela de la joven y allí profirió amenazas de muerte contra ambas mujeres, mostrando un arma blanca.
En una audiencia flexible y multipropósito las partes llegaron a un acuerdo de juicio abreviado a raíz del cual el imputado, de 26 años, fue declarado autor de una serie de delitos graves, tras reconocer su responsabilidad en los hechos.
La condena impuesta por el juez de Garantías interviniente fue de dos años y seis meses de prisión de ejecución condicional. Fue condenado como autor de los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada, lesiones leves agravadas por la relación de pareja preexistente y por mediar violencia de género, daños y amenazas en perjuicio de la joven, y amenazas con arma en perjuicio de su abuela. Todos estos delitos fueron considerados en concurso real.
Debido a que la pena fue de ejecución condicional, el tribunal le impuso una serie de reglas de conducta obligatorias por el término de dos años. Se ordenó finalmente su inscripción en el Banco de Datos Genéticos.