Por el delito de abuso sexual simple, un hombre de 49 años fue condenado a tres años de prisión condicional.

La denuncia fue presentada por la madre de la menor damnificada. Relató que el día del hecho había concurrido con su hija a la casa de una amiga, pareja del acusado. Ella, los dueños de casa y los otros invitados se encontraban reunidos en la terraza. En un momento su hija le pidió permiso para jugar con el gato (mascota de la familia). Ella accedió y el imputado acompañó a la niña adentro del inmueble.

Como a los veinte minutos la denunciante decidió retirarse a su casa y, en el camino, la menor le contó que el acusado la había puesto sobre una pelota de plástico de yoga para “hacerle masajes” y le había asentado sus partes íntimas. Y que en un momento también le había propuesto hacerle “avioncito” y le había tocado la cola.

Para conservar la prisión en suspenso, el condenado deberá cumplir reglas de conducta durante tres años, entre ellas, abstenerse de acercarse a la víctima y a la denunciante en un radio de 300 metros y de ejercer actos de violencia en su contra; realizar tratamiento psicológico previo informe de un profesional sobre su utilidad y pertinencia.

La audiencia fue presidida por el juez Eduardo Raúl Sángari, vocal de la Sala II del Tribunal de Juicio.